El reconocido cantante y compositor nordirlandés Van Morrison inauguró el festival «Noches del Botánico» en Madrid con un concierto que, aunque fue musicalmente impresionante, dejó a parte del público con un sabor agridulce. La actuación, que prometía ser un hito en el calendario musical de la ciudad, se tornó en un evento polémico debido a la actitud del artista y su elección de repertorio.
Desde el inicio de la velada, Morrison se presentó con su característico estilo, embutido en un traje azul y con sus inconfundibles gafas de sol. Comenzó con «Don’t Change», seguido de «Cutting Corners», una de las piezas de su más reciente álbum. A lo largo de la actuación, mostró su maestría musical y la poderosa voz que lo ha posicionado como una leyenda en la industria.
No obstante, a lo largo del concierto, la atmósfera empezó a transformarse. Numerosos asistentes aguardaban escuchar sus canciones más emblemáticas, como «Brown Eyed Girl» y «Moondance», pero el intérprete optó por omitirlas de su repertorio. Este hecho causó descontento entre los presentes, quienes tenían la expectativa de disfrutar de estos clásicos que han sido fundamentales en su trayectoria.
Lo que más molestó a los asistentes no fue solo la omisión de estas canciones conocidas, sino la desconexión que Morrison mostró hacia su público. Durante toda la velada, su comportamiento fue interpretado como frío y poco hospitalario. No se dirigió a los espectadores con palabras de gratitud ni mostró signos de cercanía, lo cual contrastó de manera notable con la energía que se esperaba de un intérprete de su nivel.
La conclusión del concierto se presentó de forma inesperada. Justo cuando parecía el instante adecuado para un gran final, Morrison optó por dejar el escenario sin decir adiós, sorprendiendo y desilusionando tanto a sus músicos como a los espectadores. Este hecho provocó que muchos de los presentes manifestaran su molestia, llegando incluso a lanzar objetos hacia el escenario en un gesto de enojo.
Aunque hubo algunos contratiempos, no se puede negar que el concierto brindó una experiencia musical notable. Los músicos que respaldaban a Morrison mostraron una habilidad sobresaliente, y su talento contribuyó a mantener la energía del evento. Canciones como «Days Like This», «Wild Night» y «Gloria» consiguieron despertar el entusiasmo entre los asistentes, sin embargo, la impresión general fue que la noche habría sido mucho más inolvidable si el artista hubiera tenido una mayor participación.
El evento «Noches del Botánico» se ha destacado por proporcionar una atmósfera más cercana en comparación con otros festivales grandes, lo que lo transforma en un lugar ideal para gozar de música de alta calidad. No obstante, la presentación de Morrison mostró que la conexión entre el músico y su público es esencial para lograr una experiencia realmente inolvidable.
La trayectoria de Morrison está llena de detalles, destacándose por su talento indudable y su carácter complejo. Durante su carrera, ha sido reconocido por su música vanguardista y su actitud frecuentemente introspectiva. Este concierto en Madrid dejó en claro esa dualidad: una actuación de primer nivel, pero con una ausencia de cercanía que muchos anticipaban.
La noche terminó con un aire de confusión y decepción, pero también con la certeza de que Van Morrison sigue siendo un artista formidable. Su habilidad para conjugar géneros como el blues, jazz, rock y rythm & blues sigue siendo impresionante, y su legado musical es indiscutible. Sin embargo, el evento también sirvió como recordatorio de que, a veces, la genialidad artística puede ir acompañada de una desconexión emocional.