El papel de la salud mental y las enfermedades no transmisibles en el desarrollo económico de América del Sur

https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/wp-content/uploads/2023/07/enfermedades-cronicas-latam-mentales.jpg

América del Sur enfrenta una amenaza silenciosa pero de gran impacto: el aumento sostenido de enfermedades no transmisibles y trastornos de salud mental podría costar a la región hasta el 4 % de su Producto Interno Bruto (PIB) entre 2020 y 2050. Este escenario no solo representa un desafío para los sistemas sanitarios, sino que también implica una pérdida económica significativa que afectará el desarrollo de los países involucrados.

El estudio abarca a diez naciones de Sudamérica —Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela—, considerando elementos como las tendencias poblacionales, los comportamientos de salud de los ciudadanos, la inversión pública en servicios médicos y la vulnerabilidad a peligros ambientales. El resultado es una previsión evidente: de no tomarse medidas prontamente, los costos sociales, de salud y económicos aumentarán significativamente.

Factores de riesgo que impulsan una crisis silenciosa

El impacto de las enfermedades no transmisibles, incluyendo diabetes, dolencias cardíacas o cáncer, ha estado en aumento constante en años recientes. Además, la expansión de los problemas de salud mental, como el alzhéimer y la ansiedad, influye tanto en la calidad de vida de los individuos afectados como en su desempeño laboral y seguridad económica.

Entre los factores que alimentan esta tendencia se encuentran el envejecimiento acelerado de la población, el aumento del sedentarismo, el consumo excesivo de productos nocivos como el tabaco, el alcohol y los alimentos ultraprocesados, y la creciente contaminación ambiental. Todo esto configura una “bomba de tiempo” que amenaza con generar mayores desigualdades sociales y con profundizar la presión sobre los sistemas de salud pública.

Repercusión económica: un obstáculo para el progreso

El pronóstico de una merma del 4 % del PIB regional en los siguientes treinta años muestra el impacto económico directo de las enfermedades no transmisibles y los problemas de salud mental. Esta disminución se origina principalmente de dos factores: el fallecimiento prematuro de individuos en plena vida laboral y los desembolsos personales y familiares en cuidados médicos, lo cual limita la capacidad de ahorro e inversión de las personas.

Brasil sería el país más afectado en términos absolutos, con una pérdida estimada del 4,5 % de su PIB. Le siguen Chile y Argentina con caídas del 4,4 %. En términos per cápita, los habitantes de Chile podrían ver una reducción de hasta 27.300 dólares anuales en su ingreso potencial, mientras que en Uruguay y Argentina las pérdidas alcanzarían los 25.700 y 23.900 dólares, respectivamente.

Sugerencias para reducir el riesgo

Para enfrentar este escenario, es fundamental adoptar medidas estructurales que prioricen la prevención y el fortalecimiento del sistema de salud. Entre las estrategias propuestas se incluye la ampliación de la cobertura médica, la mejora de la coordinación entre instituciones, el fortalecimiento de la capacitación del personal sanitario y una mayor inversión en tecnologías aplicadas a la salud.

Otro eje clave es la implementación de políticas fiscales y educativas que desincentiven hábitos perjudiciales para la salud. La aplicación de impuestos especiales sobre productos como el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas, así como campañas para reducir el consumo de sal y fomentar la actividad física, se destacan como herramientas eficaces para reducir los factores de riesgo a nivel poblacional.

Se sugiere además aumentar la regulación sobre la publicidad de productos dañinos y el fomento de hábitos de vida saludables desde una edad temprana. Si estas medidas se implementan de forma conjunta y continua, pueden ayudar de manera importante a detener el aumento de las enfermedades crónicas y a disminuir sus impactos económicos.

Una invitación a actuar

América del Sur enfrenta una gran posibilidad de contrarrestar una amenaza que pone en peligro su porvenir. Afrontar de manera completa las enfermedades no contagiosas y las alteraciones de la salud mental no es solo un requerimiento médico, sino también una inversión en el desarrollo económico y social. Las elecciones realizadas hoy definirán la calidad de vida de millones de personas y la sostenibilidad del progreso en la región durante los próximos años. Es fundamental que la prevención, el refuerzo institucional y la promoción de un estilo de vida saludable sean prioridades en la agenda pública para prevenir una crisis más grave.

Por: Sofía Pérez