¿Qué es la inflamación crónica?

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¿Cómo se define la inflamación persistente?

La inflamación es un mecanismo biológico inherente al cuerpo que desempeña un rol esencial en la protección contra infecciones, heridas y invasores externos. No obstante, cuando este mecanismo se extiende por periodos prolongados o se desencadena sin una amenaza concreta, nos referimos a inflamación crónica, la cual puede ser dañina para la salud.

Mecanismos de la inflamación crónica

La inflamación persistente comienza cuando el sistema inmunitario no logra manejar adecuadamente una agresión. Mientras las células inmunes siguen percibiendo amenazas, emiten moléculas inflamatorias como las citoquinas. Esta constante vigilancia puede perjudicar tejidos saludables y causar varias enfermedades.

La inflamación crónica puede deberse a múltiples causas, entre ellas:

  • Trastornos autoinmunes como la artritis reumatoide, en los que el cuerpo ataca sus propias células.
  • Infecciones crónicas causadas por virus y bacterias que el organismo no logra eliminar por completo.
  • Exposición duradera a sustancias irritantes, como el humo del cigarrillo o la contaminación ambiental.
  • Sobrespeso y dieta con alto contenido de grasas saturadas y azúcares refinados, que fomentan un estado de inflamación.

Efecto sobre la salud

La inflamación crónica está asociada con un amplio espectro de enfermedades. Entre las más comunes se encuentran:

  • Enfermedades cardiovasculares: La inflamación puede contribuir al desarrollo de arteriosclerosis, acelerando el daño de las paredes arteriales.
  • Diabetes tipo 2: Un estado inflamatorio puede alterar la resistencia a la insulina y dificultar la regulación del azúcar en sangre.
  • Cáncer: La inflamación puede favorecer un entorno propicio para el crecimiento tumoral al suministrar factores que promueven la proliferación celular.
  • Enfermedades neurodegenerativas: Se cree que la inflamación crónica del sistema nervioso central juega un papel significativo en condiciones como el Alzheimer y el Parkinson.

Evitar y tratar

Abordar la inflamación persistente demanda un enfoque holístico que contemple tanto tratamientos médicos como modificaciones en el modo de vida. Entre las prácticas más efectivas se encuentran:

  • Nutrición antiinflamatoria: Consumir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y fibras, evidenciados en frutas, verduras, pescados grasos y frutos secos.
  • Ejercicio regular: Mantener un nivel de actividad física constante puede ayudar a reducir los marcadores de inflamación.
  • Control del peso: La pérdida de peso en personas con sobrepeso u obesidad ha demostrado disminuir la inflamación sistémica.
  • Manejo del estrés: Técnicas como la meditación y el yoga pueden mitigar la respuesta inflamatoria del cuerpo al estrés.
  • Fármacos antiinflamatorios: En casos necesarios, los médicos pueden prescribir medicamentos para controlar la inflamación, como los inhibidores de citoquinas o corticosteroides.

El análisis de la inflamación crónica es un área que está en continuo desarrollo. Un conocimiento más amplio acerca de sus mecanismos y consecuencias posibilita la creación de estrategias más eficaces para prevenir y controlar las enfermedades asociadas a este proceso biológico complejo. Considerar nuestras decisiones diarias respecto a la salud puede influir significativamente en la modulación de la respuesta inflamatoria, elevando nuestra calidad de vida y longevidad.

Por: Sofía Pérez