Nuevas perspectivas sobre aves antiguas desde la Antártida

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Un grupo de paleontólogos de diferentes países ha efectuado un descubrimiento significativo en la Antártida: el fósil de un ave acuática que vivió en esta región hace cerca de 69 millones de años, en el Cretácico tardío. Este hallazgo ofrece pruebas esenciales sobre la evolución inicial de las aves modernas y su diversificación antes del evento de extinción masiva que puso fin a los dinosaurios no avianos.

El hallazgo y su entorno

El fósil, nombrado Vegavis iaai, se descubrió en la Isla Vega, próxima a la Península Antártica. Aunque se habían informado restos de esta especie hace veinte años, la ausencia de un cráneo completo impedía su clasificación exacta en el árbol evolutivo de las aves. La reciente obtención de un cráneo casi íntegro ha facultado a los científicos para clasificar a Vegavis dentro del linaje de las aves acuáticas contemporáneas, posicionándolo como un pariente cercano de los patos y gansos modernos.

El fósil, identificado como Vegavis iaai, fue desenterrado en la Isla Vega, cerca de la Península Antártica. Aunque restos de esta especie ya habían sido reportados hace dos décadas, la falta de un cráneo completo había dificultado su clasificación precisa en el árbol evolutivo de las aves. La reciente recuperación de un cráneo casi completo ha permitido a los científicos ubicar a Vegavis dentro del linaje de las aves acuáticas modernas, situándolo como un pariente cercano de patos y gansos actuales.

Vegavis era un ave de dimensiones similares a las de un ánade real, pero con ciertas adaptaciones distintivas. Tenía un pico largo y afilado, parecido al de los colimbos y somormujos, lo que sugiere que se alimentaba de peces y pequeños invertebrados. Su esqueleto presentaba adaptaciones para el buceo, lo que indica que se sumergía en aguas no muy profundas para atrapar a sus presas. Estas características evidencian una notable especialización ecológica para su tiempo.

Repercusiones evolutivas

El descubrimiento de Vegavis en sedimentos que tienen una antigüedad de unos 69 millones de años, apenas unos millones de años antes del evento de extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, indica que las aves modernas ya habían comenzado a diversificarse antes de esta catástrofe global. Este hallazgo apoya la teoría de que las aves actuales coexistieron con los dinosaurios no avianos y lograron sobrevivir al evento que llevó a la desaparición de estos últimos.

La Antártida: un santuario evolutivo

La Antártida: un refugio evolutivo

Método de investigación

El equipo de investigación empleó técnicas avanzadas de escaneo y modelado 3D para examinar el cráneo casi completo de Vegavis. Estos métodos posibilitaron una reconstrucción detallada de su morfología craneal, revelando notables similitudes con las aves acuáticas modernas. El estudio de la cavidad cerebral mostró una configuración similar a la de las aves contemporáneas, lo que sugiere capacidades sensoriales y comportamentales semejantes.

Visiones futuras

Perspectivas futuras

Este descubrimiento abre nuevas vías para la investigación sobre la evolución de las aves modernas. La presencia de Vegavis en la Antártida sugiere que otras especies de aves modernas tempranas podrían haber habitado esta región, esperando ser descubiertas. Futuros estudios paleontológicos en la Antártida podrían revelar más información sobre cómo y dónde se originaron y diversificaron las aves modernas, proporcionando una comprensión más completa de su historia evolutiva. 

By Sofía Pérez